Cuando no encontramos otra opción
La desesperación parece ganar a batalla
Muchas veces es inevitable, son el último recurso por desesperación. Aplicamos tácticas que empeoran la relación con los alimentos y no nos damos cuenta.
Nos encontramos al momento de iniciar la alimentación complementaria de nuestros bebés con mucha información.
Como buenos padres y madres nos empapamos de técnicas, métodos, etc., que nos faciliten la introducción de nuevos alimentos, pero como la crianza misma, no siempre es como te lo cuentan.
Abres un cuenta de instagram y ves niños con sus platos de verduras, cereales o fruta y comen de todo y sin rechistar, incluso se ve que disfrutan.
Te sientas en la mesa con tu pequeño y no, no hay manera.
Y así pasan días, semanas y la hora de la comida es una batalla. Puede que todo vaya bien en cuanto a peso, pero si en una visita al pediatra ves la famosa tabla de percentiles y tu bebé ha bajado, ya es “apaga y vámonos”.
Es cuando te planteas hacer lo que sea necesario, lo que sea.
Llega a ti la frase, mi hijo es “mal comedor”.
En el caso de los pequeños que durante el control de su pediatra se encuentre que su baja ingesta de alimentos esté provocando carencias nutricionales o en caso de malos hábitos alimenticios traiga consigo factores de riesgo para enfermedades como la obesidad infantil, hay que seguir al pie de la letra las indicaciones médicas, no hay más.
Pero, intentar no caer en tácticas que empeoran la relación con los alimentos. Te cuento algunas y el porqué no son una opción.
Tácticas que empeoran la relación con los alimentos
Premios y castigos
Lo hemos hablado en otras ocasiones, convertir la comida en cuestión de recompensa o penitencia no trae nada bueno.
Ya sea que usemos los alimentos superfluos (chuches, bollería, galletas, etc.) como recompensa a lo que insinuamos es obligación, comer las verduras y la fruta.
A todos se nos ha escapado un “si te comes todo, te doy una chocolate”.
Sin quererlo creamos un concepto de chuche=buena, verduras=mala.
Asociamos la diversión a los alimentos superfluos y con eso perdemos mucho.
Otra cuestión es cuando además de premiar, amenazamos con castigos: “Si no te lo terminas, para la cena te lo encuentras”. ¿A cuántos de ustedes no les dijeron los mismo de niños? e incluso se los cumplieron.
La comida es una necesidad, pero también es un momento de disfrutar en familia, de crear convivencia. Hacer de poli bueno-poli malo no es la forma de enseñar a nuestros hijos a comer.
Chantajes y engaños
Todos sabemos que para que nuestros hijos crezcan grandes y fuertes como Thor tienen que comer coliflor.
Vale, no es así y lo sabes.
Todos sabemos que para que ganen un Nobel o aprueben las futuras oposiciones a las que se presenten tienen que comer manzana y brocolí.
Vale, tampoco es eso.
Caemos sin querer en este error. Insisto en que comprendo que todo es en respuesta a la desesperación.
Habrán visto los típicos videos de Youtube de un padre enseñando un trozo de hamburguesa a un bebé y cuando el bebé se dispone a abrir la boca, ¡zasca! cucharada de puré que se lleva. Su cara es de todo menos de alegría.
Los avioncitos, enseñar el chupete para luego dar una cucharada no son un recurso. Eh pero si al peque lo del avioncito le mola, ya es otra cosa.
Ni serán más altos que papá, ni más listos que su abuelo, ni mamá los va a querer más por comer esto o lo otro.
En este post te cuento más sobre los Engaños para comer.
Distracciones
Que levante la mano el que no ha tirado de la tecnología para entretener a sus peques a la hora de comer.
Aquí una. No lo puedo negar, lo he hecho, más que por que coman ha sido para mantenerlos tranquilos si tengo que entrar en la cocina y no puedo estar con ellos en ese momento, pero lo he hecho y punto. ¿Es correcto?, no.
Estas distracciones como la tele, la tablet, el móvil solo evitan que nuestro bebé sea consciente de lo que tiene en el plato, incluso favorece a la obesidad porque al estar distraidos no se dan cuenta de la cantidad que comen, en el caso de los que comen más.
Si usamos estos dispositivos mientras ven sus dibujos para meter la cuchara o el trozo de comida es parte del engaño y el niño de igual forma no es consciente de lo que tiene delante, de los colores, la textura de esos alimentos.
Dar alimentos a cambio de otros
Esto lo hemos debatido alguna vez en redes, si tu bebé no quiere lo que le has puesto de cena ¿se lo cambias o se queda sin comer?.
A ver, mi recomendación.
Un plan B no le hace daño a nadie pero primero algunos apuntes, si has ofrecido 20 veces zanahoria a tu hijo de mil y un formas y no se la come, empieza por reflexionar si es que simplemente no le gusta y punto.
A ti no te gusta TOOOOOODA la comida, ¿o sí?. A tu hijo tampoco.
Entonces, cuando son muy peques podremos ir identificando los alimentos que más o menos le gusten y las formas de preparación que les atrae más y en caso de no querer, siempre podemos tener a la mano otra opción pero dentro de una alimentación saludable.
Cuando son más mayores, como el caso de mi hijo Javier (4 años), hemos empezado a trabajar el “la casa no es restaurante”. Se prepara una comida para toda la familia y esa es la que se ofrece.
Si no quiere, no me agobio, le ofrezco fruta o yogur y listo. Con hambre no lo voy a dejar, pero no me puedo ponerme a hacer el plato que más le guste a cada uno, cada día.
Picoteo
Sobretodo esta es una de las tácticas que empeoran la relación con los alimentos porque elegimos las opciones erróneas, suelen ser galletas, zumos, bollería y pensamos que al menos así algo que se come.
Una es que no son alimentos saludables, no le aportan nada bueno y otra que lo sacian y al momento de comer obviamente no querrá.
Si salimos de casa o entre comidas tenemos muchas más opciones para ese picoteo, frutos secos o fruta; la ventaja es que les nutre y su mecanismo de digestión es más rápido y evita que se sacien en demasía, pero procuremos controlar las cantidades porque por muy nutritivos que sean, si se acaban una bolsa de cacahuetes de la comida van a pasar seguro.
¿Cómo podemos evitar caer en estas tácticas que empeoran la relación con los alimentos?
Paciencia
Entiendo que es la virtud que nos escasea mucho a la madres y padres en momentos puntuales, pero hay que buscarla donde sea.
Tus hijos están en un proceso de aprendizaje y te toca ser quien los guíe.
¿Qué pensarías si el profesor o profesora de tu hijo un día que lo tuvieran hasta el “mismisimo” dijera “Alá que me piro” y saliera de clase sin más?
Vaya profesional ¿no?. Así como ellos (y mis respetos) se arman de paciencia para enseñar a tus hijos, nosotros no podemos quedarnos atrás.
No obligar, no premiar, no prohibir.
Obligar solo hará que se nieguen más o acabemos rechazando esos alimentos por los que nos esforzamos tanto por que coman.
Premiarlos solo genera confusión y prohibirles crea tentación. Encontrar el equilibrio no es fácil pero es cuestión de ir modificando poco a poco los malos hábitos.
Evitar las distracciones
Sin tele, tablet o móvil será mejor. Lo hemos dicho antes, el comer también es un momento de convivencia familiar y con la tele puesta no hay dicha convivencia.
Aprovechemos esos momentos para charlar, reir y disfrutar con las mil aventuras que nuestros peques tienen que contarnos.
Rutinas
Yo soy muy fan de ellas, pero es que con tres niños pequeños, las necesito.
Respetar los horarios de comida, hacer un menú semanal e incluso el tiempo que dura cada comida, no podemos estar entre merienda y cena dos horas en la mesa.
En el caso de que se haya terminado el plazo que has determinado para las comidas y tu hijo siga sin comer, permítele levantarse de la mesa, en un par de horas puedes ofrecer algo más dentro de una opción saludable.
Opciones saludables
En caso de picotear o de que rechace alguna comida, el plan B debe ser un alimento saludable, no caer en lo fácil de alimentos superfluos para calmar nuestra ansiedad de que “al menos coma algo”.
Como todo es cuestión de costumbres, ir sustituyendo aquellos productos que en nada benefician por frutas, cereales, frutos secos, etc.
Si nuestro peque se ha “casado” con algunos alimentos y no lo sacamos de ahí, continuar ofreciendo es la clave. En otro post les contaba que hay estudios donde se ha observado que para que un niño acepte un alimento nuevo se debe ofrecer al menos 15 veces (no consecutivas por Dios).
Digamos que nuestro hijo solo quiere comer pasta, bueno en las comidas le ponemos menos cantidad de pasta y agregamos un alimento o más nuevos y así poco a poco vamos agregando algo más a su dieta.
Igual el primer día no funciona pero en la gran mayoría de los casos se consigue.
También está el caso de los peques que comer no es su principal pasión, no les interesa, pero de eso hablaremos en otro post.
Dar ejemplo al momento de comer, nosotros somos ese ejemplo. Si nosotros mejoramos nuestros hábitos los niños nos seguirán.
También debemos tomar en cuenta que hay etapas y hay peques para los que comer no es una pasión, no les genera esa satisfacción que esperamos.
Prefieren jugar, descubri, bailar.
Si es el caso de tu bebé mantén el control con tu pediatra pero valora que esta es una situación muy común y no es causa de ningún padecimiento médico o psicológico.
Aprovechó para compartirte dos post maravillosos por su honestidad, porque estoy segura que muchos podrán verse reflejados y acompañados.
El primero es de Katherine del blog Historias de una mamá prematura: “A ella no le interesa comer”.
Nos comparte la experiencia con su pequeña y como lo afrontaron.
El segundo de Ceci del blog Reiniciacc: “Niño “mal comedor”, nace o se hace?”.
Ceci nos permite entrar en su corazón y con este totalmente abierto nos cuenta como vivió lo dificil que fue que su niño comiera, hasta que encontró la tranquilidad que necesitaba.
Espero que de alguna manera esto te ayude a evitar caer en tácticas que empeoran la relación con los alimentos, no por agobiarte más pero es que al final nada bueno saldrá de estas opciones.
Es más, en el siguiente post te contaré algunas historias, experiencias que han compartido conmigo amigos, blogueros, familia que debido a malas prácticas, ahora tienen algunos malos hábitos arraigados.
El objetivo es apoyarnos, acompañarnos; la crianza no es fácil y encontramos muchas piedras en el camino, pero al final aunque parezca lejano, las venceremos.
Geniales consejos!! Lo de la etiqueta lo admito, es verdad, y sé que no está bien pero sin darme cuenta yo lo hago con mi peque mayor (,6 años). Comía genial, pero a medida que va creciendo cada vez come menos… Y cada vez dejan de gustarle más alimentos…
Son etapas que pasan los peques, pero tal cual la tenemos los adultos. Todo es cuestión de paciencia y ofrecer sin obligar. Si ya tenemos una base de alimentación saludable lo demás irá bien.
Como siempre, sobre todo útil. ¡Me encanta!
Como siempre, gracias preciosa
Me llega tarde toda esta información pero es de lo más interesante. Sí que he usado muchos de los NOs del post, pero poco a poco fui cambiando mi forma de actuar y al final tenemos en la familia una buena relación con la comida. Bueno, los niños y mi marido, porque yo aún no tengo superados algunos problemas de mi juventud. Pero eso es otro tema.
Aquí hemos llegado al punto en que cada uno tiene sus gustos y preferencias y se respetan pero se come lo que se pone en el plato (salvo que estén malitos o desganados, que eso también pasa) porque se ha hecho pensando en los gustos de cada uno. Así, el plato preferido en mi casa son las Lentejas y el cocido 😛 ahhhh y la ensalada con mucho tomate jejejejeje
Bueno cuando están malitos creo que a todos nos gusta que nos consientan jajajaja, pero es super importante que los peques compartan de la dieta familiar y disfruten de ese momento todos sentados en la mesa. un abrazo
Me encanta el post. Mi hija era así, y muchos días no comía, por que la opción (yogur o fruta) tampoco le gustaba o no le apetecía. Ahora que ya es más mayor comienza poco a poco a comer de todo y a pedirlo ella, lo último calabacines rellenos (de zanahoria, judía verde, cebolla, carne de pollo, calabacín y tomate) y flipé. Con la fruta sigue igual, tiene muy pocas que le gusten, así que paciencia, poco a poco va añadiendo nuevos alimentos.
Saludos!
Los peques nos sorprenden, al final lo que muchas veces nos falla como adultos es la paciencia, queremos que coman de todo y que lo coman ya, cuando si nos mantenemos en la línea de una alimentación saludable y no desistios al final los frutos se ven. Un abrazo
Que consejos tan buenos! Yo he pecado mucho haciendo algunas cosas mal para que coman, es cierto que con el tiempo me he relajado y he cambiado cositas como bien dices en tu post para mejorar esa relación con los alimentos y ahora va bastante mejor, gracias por compartir.
Creo que todos hemos caído en algunas o muchas de estas cuestiones, pero al final lo importante es no perpetuarlas en el tiempo. Gracias por comentar, un abrazo
Lo cierto es que estar ante un niños que se ha etiquetado como “mal comedor” debe ser muy frustrante. Los míos, dentro de sus características individuales noo me han dado demasiados problemas en ese aspecto. Algunos fallos he hecho como lo de dejarles la tablet o la tele a modo de distracción, o cambiar un alimento que no quieren por otro más apetecible. A veces lo único que he tenido que hacer es cambiar la apariencia por ejemplo a mi hija mayor no le gustaban nada las verduras, en cambio los purés le encantaban así que las hacía como le gustara. Al final lo importante es que coman equilibrado. Reconozco que yo misma soy especial para comer entonces no les he obligado a comer cosas que no les gustaran, a prob
ar sí pero si no gusta no gusta. Dentro de todo comen bastante variado y sano.
Así es, lo importante es que coman de manera saludable y equilibrada, si algunas veces tenemos que recurrir a tácticas está bien, pero aquellas que sabemos no son la mejor opción intentar que no se perpetuen en el tiempo. Gracias por comentar guapisima.