¿Existe un relación entre cambios en los hábitos alimentarios y edad de nuestros hijos?
El ser humano no es estático, vamos cambiando, creciendo, desarrollando nuevas habilidades a medida que cumplimos años.
Cambia nuestro físico, nuestro intelecto, nuestras emociones y también nuestros gustos.
La influencia de nuestras vivencias y el medio son factores que nos hacen ir cambiando, puede ser para mejorar y otras veces no.
En cuestión a la alimentación también encontraremos cambios en los hábitos según la edad y etapa por la que esté pasando nuestro hijo.
Estos cambios en los hábitos alimentarios y edad tienen factores biológicos y sociales que debemos tomar en cuenta porque nos ayudarán a entenderlos mejor y no obsesionarnos con el tema.
Citaré durante el post un artículo que he mencionado en otras ocasiones y que me parece muy objetivo y con mucho sentido común.
El artículo es “Alimentación del niño preescolar, escolar y del adolescente” de los pediatras J.M. Moreno Villares y M.J. Galiano Segovia, del servicio de pediatría del Hospital universitario 12 de octubre y CS María Montessori, ambos de Madrid.
Comentaremos diversos puntos de este artículo y los invito a leerlo porque es realmente interesante.
Aspectos biológicos y sociales
Cambios en los hábitos alimentarios y edad
Primer año de vida y etapa preescolar (2-5 años)
Muchas veces te habrás preguntado “¿porqué mi hijo antes comía y ahora no?”, “¿porqué antes adoraba las verduras y ahora no las puede ni ver?”.
Conforme los niños crecen el patrón de dicho crecimiento varía, sus necesidades energéticas y nutricionales cambian.
Pero también el entorno social tiene su influencia, incluye desde la familia como base, el colegio, las amistades, etc.
No solo irán adquiriendo nuevas destrezas, también su capacidad de tomar decisiones y preferencias.
Basándonos en el artículo antes mencionado divide estos cambios por etapa escolar.
En el primer año de vida el crecimiento del niño es acelerado, su principal alimento es la leche materna o en su defecto la leche artificial.
La alimentación complementaria es una etapa de aprendizaje, de reconocimiento de texturas y sabores e identificación de posibles alergias e intolerancias.

Hay motivos por los cuales durante el primer año de vida los bebés pueden disminuir sus ingestas, en el post de “Mi hijo antes comía y ahora no” te cuento más sobre ellos.
Existe una etapa llamada “Anorexia del primer año”, te cuento más de ella en el enlace.
A partir de los dos años de edad ese crecimiento acelerado se estabiliza.
Menciona el artículo que el crecimiento longitudinal en el preescolar (3-5 años) es de 6-8 cm/año y el incremento ponderal de 2-3 kg/año, ya no encontraremos ese aumento de 1 a 2 kilos al mes del primer año.
Además del crecimiento longitudinal y ponderal del niños, encontraremos un desarrollo psicomotor que le permite gestionar y seleccionar de manera más precisa los alimentos.
Apunta y muy bien el artículo que los hábitos alimentarios saludables empiezan desde la alimentación complementaria y se establecen antes de finalizar la primera década de la vida.
De ahí la enorme importancia de fomentarlos.
En la etapa preescolar, los niños inician el control de sí mismos y del ambiente.
Alimentación del niño preescolar, escolar y del adolescente
Es decir que comienzan a seleccionar, a tener preferencias y a abandonar algunos alimentos que antes comían perfectamente.

Es una etapa de imitación y ejemplo, la familia es básica, pero entra en juego también la influencia del comedor escolar.
Empieza el cole de “mayores”
Etapa escolar (a partir de los 6 años)
El inicio de la etapa escolar está marcada de otros cambios.
Los niños se hacen mayores, la dinámica ya no es la misma que en la etapa escolar.
Muchos hacen uso de los comedores escolares, que se convierte en muchos casos la segunda influencia importante sobre su alimentación.
Tenemos que estar muy atentos a lo que el colegio ofrece, el menú que se elabora y si este les provee de alimentos de manera equilibrada y libre de comida supreflua.
Durante esta etapa suelen desaparecer las inapetencias y la selectividad excesiva.
Un factor que también se observa es la entrada con mayor intensidad de las nuevas tecnologías, un acceso más fácil a móviles, tablets y mayor tiempo de exposición a la televisión.
Al final el tiempo de exposición lo determina la familia, pero solemos encontrar una mayor demanda de estos dispositivos, influenciados también por su nuevo ámbito social “los compis del cole”.
Estos dispositivos influyen en el control de la saciedad si se utilizan durante las comidas y en las preferencias por la publicidad que muchos de ellos muestran haciendo más llamativos los productos no saludables.
Durante la etapa escolar se sucede un cambio también llamativo, existe una mayor independencia al elegir los alimentos.
Tienen acceso a comprarlos y la tendencia suele ser a los productos procesados y ultraprocesados.

Existe un aumento del consumo de calorías “vacías”, pero también el aumento de consumo de proteínas de origen animal que sabemos en muchos países es el principal factor de riesgo para la obesidad.
En esta etapa nos encontraremos habitualmente con diferencia en el equilibrio de las comidas. me refiero a que suelen hacer una comida abundante, con gran aporte calórico y la siguiente suele ser de mucho menor contenido.
En el artículo mencionan algo muy interesante, a esta edad los niños responden a señales internas de apetito y saciedad y no a señales externas como los horarios de comida.
Esto conlleva a una alimentación más “desordenada” y que responde buscando ingesta rápida y no siempre la mejor selección de los alimentos.
De la etapa del adolescente me gustaría tratarla en un post distinto, porque es otro mundo.
Los cambios durante esta etapa son muchos y de diversas etiologías.
Si quieren leer más sobre los requerimientos nutricionales, tablas, etc., los invito nuevamente a leer el artículo de los pediatras Moreno Villares y Galiano Segovia.
Cambios en los hábitos alimentarios y edad del niño
¿Cómo actuar?
He ahí la pregunta clave, ahora que sabemos que esperar ¿cómo debemos actuar ante estas etapas?
Los que me leen hace tiempo, saben la principal respuesta… PACIENCIA.
Esa no puede faltar, ante los cambios en los hábitos alimentarios y edad.
Lo que debe mantenerse son los hábitos saludables, seguir fomentándolos, dejar a su alcance una oferta de alimentos saludables y restringir en la medida de los posible los alimentos superfluos, al menos en casa.
Pedir a los colegios que participen, que nos apoyen en este proceso. Mejorando la oferta en sus comedores, evitando la venta dentro del centro de alimentos que no son saludables y fomentando lo buenos hábitos.

Entiendo perfectamente a quien me habla de los cumpleaños y demás fiestas escolares donde no tenemos el control sobre lo que ofrecerán a nuestros hijos.
No se trata de “controlar”, incluso el control excesivo es contraproducente. Como lo es el obligar a comer o el uso de premios y castigos.
Prohibir no es la clave, es “no ofrecer, no negar”.
La clave es en casa no consumirlos y si se consumen sea de manera esporádica y buscando las mejores opciones.
En el caso de los más pequeños es importante acompañar, pero no estar encima de ellos, dejarnos de comparaciones con lo que comen otros niños de su edad, respetar su saciedad y su desarrollo.
Siempre en el caso de que observemos algo fuera de lo normal, algo que nos llame la atención y pensemos que esto va más allá de una simple etapa de “no comer” y nuestro hijo muestre síntomas o signos de que algo no va bien, debemos acudir al pediatra.
Nos debe quedar claro que no hay batallas perdidas, porque no son batallas, son retos que no se deciden a emprender.
Si tu bebé esta iniciando la alimentación complementaria es una gran oportunidad para empezar de cero y fomentar buenos hábitos, pero si tu hijo ya es mayor y hay cosas que mejorar, no tiremos la toalla.
Es su salud la que está en juego y como han leído aun durante muchos años somos ejemplo y guía, somos los proveedores de la alimentación saludable.
No se cambia el mundo en un día, pequeñas acciones, pequeños cambios en casa, reducir poco a poco, explicarles (porque lo niños entienden) que es por su salud, por que deseamos verlos crecer de manera plena.